
Hay ciudades que inspiran. Te seducen sus calles, sus edificios, sus pequeños detalles, incluso su luz. Porque hay ciudades con una luz especial, que resalta las formas y acentúa los contrastes.
Pero también hay miradas diferentes, y son estas las que se apropian de un lugar.
Mi mirada aquí es condescendiente, y por eso cada detalle, cada textura, cada moviendo, me dice algo.
Creo en la belleza y en la fealdad, en la imperfección y en la perfección, en lo premeditado y en lo espontáneo. Y porque creo en todo esto y lo admiro, soy capaz de ver belleza en la fealdad, perfección en lo imperfecto y espontaneidad en lo premeditado.
Todos tenemos un lugar, un hábitat, y desde él proyectamos nuestros anhelos, desde él observamos nuestro entorno y en él nos recreamos.
Capturar momentos, lugares, estados, no es sólo labor de óptica. La palabra proceso, lo define todo. Una unidad, un trabajo en equipo, un mosaico atemperado.